St Canice de Sídney: mucho más que una parroquia
Entre las visitas que el Padre General ha realizado a las obras de la Provincia australiana en Sídney, una ha sido a la parroquia de St Canice, conocida en concreto por su comedor de beneficencia, al que se conoce simplemente como ‘St Canice’s Kitchen’. El Padre Sosa ha tenido ocasión de conocer a algunas de las personas que frecuentan regularmente este remanso de amistad, en pleno centro de Sídney. Se ha llegado a decir que St Canice ha reinventado el concepto de parroquia... cosa que niega su párroco. David Braithwaite es el entusiasta promotor de un estilo de vida parroquial muy abierto, que lleva consigo niveles de intervención de gran diversidad, en cuyo centro, subraya, está la celebración de la Eucaristía.
La
vida espiritual alimenta la misión, y por misión se extiende algo que alcanza mucho
más allá de los muros de la iglesia, y que responde a las exhortaciones del
Papa Francisco a fomentar un cristianismo inclusivo, especialmente con los
pobres. El párroco jesuita nos habla de una congregación a la que se puede
acceder por diferentes puertas. Las antiguas arcadas de piedra son solo una de
ellas. ¿Y qué decir de la famosa St Canice’s Kitchen? ¿Qué tiene de especial
esta obra social? David Braithwaite nos lo explica.
“En muchos aspectos es, sin duda, semejante a otros lugares, pero moldeada por la peculiar y colorida historia de nuestro entorno en el centro de Sídney. Estamos haciendo todo lo posible por encontrar formas de dar vida a empresas sociales haciendo uso de nuestra cocina comercial y de nuestros amplios espacios. Eso abre las puertas de la cocina a un futuro económicamente más sostenible, y espero que también ofrezca oportunidades de formación y empleo a mucha gente.
Solemos invitar a nuestros parroquianos habituales a que formen parte de St Canice’s Kitchen. Se trata de un reto, ya que somos una parroquia muy heterogénea, con feligreses muy ricos y otros que “duermen itinerantes” por las noches en la calle. Aunque la mejor manera es dejar que los más acomodados se ofrezcan como voluntarios. Algunos llevan haciéndolo 35 años. La otra forma es hacer que los que vienen a comer a nuestra cocina se sientan bienvenidos y comiencen a asistir a nuestras misas y otros actos parroquiales. Esto enriquece enormemente nuestra liturgia que se convierte en una auténtica ‘mesa compartida’.
En
colaboración con la Oficina de Justicia y Paz de la Archidiócesis de Sídney, en
2024 estamos llevando a cabo una nueva iniciativa, que pretende tender puentes
entre St Canice’s Kitchen y la
Parroquia. Se llama “Curious Grace” y consistirá en un modelo de centro
de acogida que desarrolle diversas actividades de grupo para personas de todas
las edades, sin tener en cuenta su situación económica alta o baja. Es una de
las formas que ponemos en práctica en la Parroquia, intentando así garantizar que
los grupos se mezclen. Algunas de las actividades que tenemos previstas son
terapia a través del baile, clases de escritura creativa, etc., que pueden
resultar atractivas para personas muy diversas, pero sobre todo para los
mayores. Se trata de crear comunidad y combatir esa pandemia de soledad que
asola la vida urbana.”
A continuación preguntamos al párroco por la vinculación de St Canice con las Preferencias Apostólicas Universales (PAU). Fue muy claro.
“Espero que nuestra parroquia y nuestra cocina estén en consonancia con todas las PAU, pero una en la que me preocupa especialmente es la de ‘acompañar a los jóvenes’. Encontrar formas de implicar a jóvenes adultos es una prioridad estratégica central nuestra, como debería serlo en cualquier lugar, por supuesto, pero especialmente en una parroquia del centro de la ciudad que tiende a ser frecuentada predominantemente por personas mayores. La probabilidad de que los jóvenes se identifiquen como católicos es mucho menor que la que vivieron sus padres o sus abuelos y, sin embargo, tienen una clara sed de justicia y un deseo de comunidad que vaya más allá de lo que encuentran en su lugar de trabajo o en el hogar. Queremos ofrecer una serie de oportunidades, centradas en el servicio, además de en el compromiso intelectual y espiritual, como parte de la estrategia de St Canice.
Con
este fin, embarcarse en una empresa social resulta clave para animar al
compromiso, ya que muchos jóvenes adultos del centro de la ciudad trabajan en diversas
empresas y consecuentemente tienen conocimientos técnicos que pueden ser
aplicados para resolver problemas sociales. Por ejemplo, esta parroquia
mantiene desde hace 20 años relación de hermandad con la parroquia de la
Compañía “Nuestra Señora de Fátima” en Railaco, en Timor Oriental, y eso proporciona
otra ocasión para implicar a los jóvenes en ampliar esa relación. Es otra forma
de construir la solidaridad.”
P. David, ¿tendría usted algún ejemplo concreto de personas a las que St Canice y su cocina han tocado de manera especial?
“Uno que me viene a la mente es ‘Pat’, una persona trans no binaria de mediana edad, con una vida profundamente problemática a sus espaldas, que comenzó cruelmente con muchos abusos en su infancia. Su familia ha vivido en la calle, en esta parte de Sídney, toda su vida. El otro día, Pat se acercó y me agradeció la comida que acababa de disfrutar en nuestra cocina, con una gratitud muy profunda y sentida. Me contó lo importante que es para ellos esta cocina nuestra, como lugar seguro de acogida. Pocas veces he recibido un agradecimiento tan profundo en toda mi vida, y me ha hecho sentir terriblemente humilde.
Otro fue un joven llamado ‘Nick’, de unos 19 años, que entró en la iglesia un domingo durante la Misa. Hablando en la escalinata de la iglesia, me confesó que nunca había asistido a una Misa, pero que se había sentido atraído por la música y por nuestra hermosa iglesia neogótica de arenisca. Es el típico joven de esta parte de Sídney que se pierde en la niebla secular, pero que a la vez se siente atraído por la belleza e intrigado por lo extraño de nuestra fe. Me dijo algo que se me quedó grabado: “Siento que mi familia se ha olvidado de Dios, pero yo quiero saber qué me he perdido”.”
No
cabe duda de que el P. General ha podido sentir que St Canice está haciendo
realidad el espíritu ignaciano de las PAU.