Viaje de estudios al corredor migratorio más transitado del mundo
Katherine Kaufka Walts - Directora del Centro para
los Derechos Humanos de los Niños,
Facultad de Derecho de la Universidad Loyola
de Chicago, Provincia del Medio Oeste de los EE. UU.
[De la publicación
“Jesuitas 2023 - La Compañía de Jesús en el mundo”]
Los estudiantes de Derecho acompañan a los niños y familias migrantes ofreciendo servicios legales y apoyo político.
El racismo, la pobreza, el cambio climático, la violencia y los conflictos están contribuyendo a que un número sin precedentes de migrantes intenten realizar peligrosos viajes saliendo de sus hogares en busca de seguridad, dentro de sus propios países o cruzando las fronteras. En su huida hacia un lugar mejor, muchos migrantes, entre ellos un número cada vez mayor de niños, se enfrentan a situaciones peligrosas y a políticas de inmigración restrictivas.
El Center for
the Human Rights of Children (CHRC - Centro para los Derechos Humanos de
los Niños) de la Facultad de Derecho de la Universidad Loyola de Chicago se
fundó en 2007 con la misión de promover y proteger los derechos de los niños.
El CHRC tiene como misión la investigación y la docencia, la divulgación, la
ayuda directa y la defensa política, en favor de los niños migrantes y víctimas
de la trata. A pesar de que los niños son los migrantes más vulnerables, los
sistemas legales internacionales para los refugiados y las leyes de inmigración
de los Estados Unidos no los tratan de manera distinta a los adultos. En
consecuencia, los niños se enfrentan a enormes desafíos cuando buscan refugio e
intentan moverse por sistemas legales que no ofrecen una protección acorde con
su edad y desarrollo. Estos desafíos ponen en riesgo los derechos de los niños
migrantes a la seguridad, la unidad familiar y la nacionalidad, principios
universales consagrados por la Convención de las Naciones Unidas sobre los
Derechos del Niño y que armonizan con la enseñanza católica y la de los
jesuitas.
En respuesta a la crisis de la creciente migración y la desprotección de los niños, el CHRC y sus alumnos se han dedicado a investigar a nivel nacional e internacional, a prestar servicios directos a los migrantes y a la acción política dirigida a poner fin a estas violaciones de los derechos humanos. Los estudiantes y el profesorado del CHRC están comprometidos con una tarea de gran relevancia, a menudo de importancia vital.
Un problema agravado por la pandemia
A raíz de la pandemia de Covid-19, Estados Unidos puso en marcha mecanismos de expulsión, en virtud de su política del «Título 42», que utiliza una arcaica ley de salud pública para negar a los migrantes el acceso a los procedimientos de asilo que exigen la legislación estadounidense e internacional. Los estudiantes del CHRC llevaron a cabo una investigación sobre las repercusiones de esta política y descubrieron que más de 13 000 niños no acompañados fueron expulsados sumariamente en virtud del Título 42. Muchos de estos niños fueron antes alojados en secreto en establecimientos comerciales no revelados y sin licencia. El uso de prácticas secretas de detención colocó a los niños en entornos propicios para que se dieran graves formas de abuso infantil. El CHRC hizo pública su investigación a través de un informe dirigido a la ONU, en el que se instaba a la comunidad internacional de derechos humanos a investigar estas cuestiones, y se demandaba a Estados Unidos que volviera a comprometerse con sus obligaciones internacionales en virtud de la Convención sobre los Refugiados y el Protocolo sobre los Refugiados.
La crisis vivida en la frontera entre EE. UU. y México
Cada primavera, el CHRC organiza un viaje para
estudiantes de derecho al corredor de emigración más transitado del mundo, la
frontera entre EE. UU. y México, para colaborar con organizaciones de servicios
legales que atienden a niños y familias migrantes. Los alumnos de Loyola son
testigos de la creciente militarización de la frontera de Estados Unidos y de
las humillaciones infligidas a los migrantes por las leyes y políticas
estadounidenses, como las separaciones familiares y las detenciones
prolongadas. Los estudiantes atienden directamente a los migrantes ayudando con
las charlas de «Conozca sus derechos», con las solicitudes de asilo y con las
solicitudes de visados para las víctimas de la trata. Los inmigrantes que
cuentan con un abogado tienen diez veces más posibilidades de recibir
protección en los Estados Unidos.
Impresiones de algunos de los estudiantes de Derecho
«Visitar los centros de detención de inmigrantes y trabajar con abogados que ayudan a los inmigrantes detenidos me enseñó que los Estados Unidos están criminalizando y deshumanizando a los inmigrantes. Las personas con las que me encontré huían de la violencia extrema y estaban desesperadas por ponerse a salvo. No eran delincuentes, sino que querían una oportunidad para tener una nueva vida, algo parecido a lo que hizo mi madre al trasladar a nuestra familia a Estados Unidos» (Francesca W. Chimenelli).
«Creo que tengo una obligación especial como futuro abogado de defender un mayor acceso de los inmigrantes a recursos y prestaciones de los que la ciudadanía estadounidense siempre ha disfrutado, seamos o no conscientes de ello. Es necesario deconstruir la dicotomía entre “nosotros” y “ellos” y hacer algo para eliminar los efectos de las políticas y leyes que reducen a la gente a “no personas” en sentido legal. Esto exigirá que los futuros abogados estudian la nueva legislación desde el punto de vista de cómo va a afectar a los grupos marginados» (Malachy Schrobilgen).
Este año, los alumnos también participaron en una
marcha por el desierto a lo largo del muro fronterizo entre Estados Unidos y
México con Kino Border Initiative
(Iniciativa Fronteriza Kino), una organización humanitaria jesuita que trabaja
a ambos lados de la frontera. La marcha mostraba las condiciones extremas y
peligrosas que soportan estas personas, miembros de nuestra misma familia
humana, como resultado de políticas que construyen cada vez más kilómetros de
muro y limitan el acceso a medios legales de entrada. Los estudiantes de
derecho de Loyola expresaron su solidaridad con la experiencia de los migrantes
desesperados por buscar seguridad, santuario y unificación familiar en los
Estados Unidos, incluyendo a aquellos trágicamente fallecidos en el desierto de
Sonora por agotamiento, deshidratación o heridas.
«Siempre me ha gustado la llamada a la acción de los jesuitas: “Salid y prended fuego al mundo”. Es una imagen muy apropiada después de ver de cerca la crueldad de nuestro sistema legal: hay muchas cosas que me gustaría quemar (¡de una manera que san Ignacio aprobara, por supuesto!). Esta experiencia me hizo centrarme de nuevo y reevaluar cómo puedo utilizar el inmenso privilegio que tengo como futuro abogado en favor de los demás» (Patrick Gilsenan).
Mientras la migración global continúa, es importante
que los futuros profesionales se impliquen y se formen, no solo para servir a
los demás, sino también para plantearse cómo crear un sistema de inmigración
más justo y más humano. Trabajando de forma transversal, en todas las
disciplinas y sistemas, junto con los niños y las familias afectadas por políticas
dañinas, podemos marcar la diferencia y avanzar en la justicia social.