El Padre General en Sídney, Australia – asiste a la Asamblea de la Conferencia del Asia-Pacífico

A más de 16.000 km de Roma, el Padre General participa en la Asamblea de Superiores Mayores de la Conferencia Jesuita del Asia-Pacífico (JCAP). Es una oportunidad para tener encuentros personales con sus más cercanos colaboradores de la Conferencia. La JCAP es geográficamente muy grande, pero de nuestras seis Conferencias es la que cuenta con menor número de jesuitas. Se extiende, de norte a sur, desde Corea del Sur hasta Australia, y de oeste a este, desde China a Papúa.

Esta vez, la atención de la reunión bianual de Provinciales y Superiores Regionales se centrará, especialmente, en el examen de la “vida-misión” de la Compañía en esta Conferencia al término de los últimos seis años, durante los cuales ha estado presidida por Antonio Moreno. Se pasará revista a los frutos del Sínodo sobre la sinodalidad. Se dedicará una sesión a conocer la red Fe y Alegría, que aún no está presente en Asia-Pacífico. También figura en el orden del día una reestructuración de Provincias, Regiones y Misiones, proyecto que implica diversos aspectos tocantes a la animación y la administración.

Al comienzo de la reunión, el P. Arturo Sosa ha pronunciado un discurso de ocho puntos dirigido a los Superiores Mayores. No pretendemos dar cuenta del contenido en su totalidad, pero podemos señalar, como tema que une las diversas partes del discurso, la importancia de estar disponibles, abiertos al cambio, tanto en el seno de la Compañía como dentro de la Iglesia. Nuestro tiempo exige flexibilidad en la escucha del Espíritu. El General ha insistido en la necesidad de someter a examen el modo como se viven y aplican las Preferencias Apostólicas Universales. Reiteró lo que significa el trabajo conjunto de todos, jesuitas y colaboradores, en una misión común. Muy ampliamente ha animado el Padre General a sus hermanos a que se esfuercen para que crezca en ellos la idea de un cuerpo apostólico más unificado, cada vez más abierto a la colaboración.

Esta Asamblea es la última que preside el P. Antonio Moreno, que asumió el cargo en 2017. Dentro de unos días pasará el relevo al P. Primitivo (June) Viray, que terminó hace muy poco su mandato como Provincial de Filipinas. Hemos tenido oportunidad de pedir al padre Tony que repase los seis años durante los que ha presidido la JCAP.

¿Qué es lo que más recordará, y con qué imagen nos describe la evolución de la vida de los jesuitas en la Conferencia durante su mandato?

El aspecto que ofrece ahora esta Conferencia no es cosa de unas cuantas personas, es fruto de la colaboración. Ahora existe una colaboración y hay una solidaridad más estrecha, que favorecen a las unidades más pequeñas y en dificultad, como son Myanmar, Tailandia, Timor Oriental y Camboya. Hemos integrado Laos y Pakistán. Con más redes y sectores se ha intensificado y promovido la colaboración intersectorial: migrantes y refugiados, educación básica y superior, junto con la reconciliación con lo creado. Las redes de diálogo (con el islam y con el budismo) han hecho más profunda su investigación y han ampliado sus publicaciones. La red de espiritualidad ignaciana ha llevado a cabo talleres de discernimiento en común y de conversación espiritual. Se han creado cinco nuevas redes: La red de espiritualidad Ignaciana, la de responsables del desarrollo, la de protección del ministerio, la de decanos de centros teológicos y filosóficos y la de archiveros. En cuanto al liderazgo, el Padre General se dirigió por primera vez a los consultores de Provincia y Región. Hemos tenido asimismo un taller de liderazgo para jesuitas y colaboradores en la misión, constituido por cuatro módulos. Por último, quiero mencionar la formación en pedagogía ignaciana y liderazgo para educadores.

¿Qué puedo decir sobre la vida espiritual y apostólica de los jesuitas y sus compañeros laicos en la misión? En febrero de 2020, los Superiores Mayores tuvieron su primer retiro de ocho días en Baguio City, antes de perfilar nuestro plan apostólico. Pensaban que era el momento propicio para orar y discernir hacia dónde quería conducirnos el Espíritu. Poco tiempo después, la pandemia conmocionó nuestra vida-misión como jesuitas. La pandemia marcó, en muchos sentidos, el comienzo de una nueva era de gran fe, solidaridad, creatividad y resiliencia. La vida-misión de los jesuitas de la Conferencia se ha visto enriquecida con más de un esfuerzo por integrar, hacer nuestras y aplicar las Preferencias Apostólicas Universales (PAU), aunque es algo que se logra de modo desigual en Asia-Pacífico. La celebración del Año Ignaciano, los retos y oportunidades que ofreció el periodo de la pandemia, la revisión de nuestro voto de pobreza, y el examen De Statu Societatis Iesu (DSS), han supuesto para nosotros un progreso. Puedo añadir que, muy concretamente, existe un interés renovado por la situación en Myanmar, así como por China, Laos y Pakistán.

Hemos tenido la osadía de preguntar al P. Moreno ¿qué es lo más importante que ha aprendido durante estos últimos años?

El mayor aprendizaje que he experimentado es sobre el liderazgo sinodal en la Compañía universal. Significa promover una nueva cultura que requiere habituarse al discernimiento orante, a la colaboración y la paciencia, a generar confianza. Se trata de estar dispuestos a dejarnos guiar por el Espíritu, de caminar juntos, de escucharnos unos a otros, y todo esto sin perder el sentido del humor. Ahora conozco mejor lo que significa sinodalidad.