El diálogo entre fe y ciencia en el espíritu de Laudato si’
Por József Benedek; Gábor Nevelős,
SJ | Provincia de Hungría
[De la publicación “Jesuitas 2024 - La Compañía de Jesús en el mundo”]
Poner a dos personas a dialogar sobre un escenario: una desde el punto de vista de la fe y otra desde el de la ciencia. Y esto a la luz de una «ecología integral». Este fue el desafío que se planteó una institución académica jesuita de Hungría.
En 2022, la Faludi Ferenc Jesuit Academy puso en marcha un nuevo diálogo entre la fe y la ciencia mediante una serie de «conferencias espejo» que tuvieron lugar entre los meses de enero y junio. La novedad consistía en sentar en una misma mesa a representantes de instituciones religiosas y a hombres y mujeres de ciencia para que debatieran en torno a cuestiones seleccionadas por su relevancia para la protección de la creación y el desarrollo sostenible. Los temas elegidos para reflexionar y debatir en grupo fueron los siguientes: diálogo y cooperación; economía verde; estilo de vida sostenible; cambio climático; pobreza; comunidades sostenibles; cambio medioambiental; y justicia social. El enfoque original de la serie de «conferencias espejo», titulada «Foro para una Ecología Integral», se mantenía en el formato de todas las conferencias, de forma que cada tema era abordado por dos especialistas, presentando uno el punto de vista religioso y otro el científico. Las ponencias iban seguidas de debates interactivos abiertos al público, tanto a los presentes en la sala como a los que participaban online. Mediante esta dinámica, intentamos generar una reflexión a nivel social sobre el mundo creado y el desarrollo sostenible.
El resultado de esta primera ronda de debates fue un
libro titulado Integral Ecology.Dialogue
between faith and science in the spirit of Laudato si’, publicado por la editorial jesuita de
Budapest.En él
se incluyen 16 reflexiones sobre los 8 temas elegidos. A lo largo de los
capítulos se presentan diversas formas de encontrar respuestas auténticas, a
nivel individual y colectivo, a las múltiples crisis socioeconómicas y
ecológicas, en el contexto cultural y geográfico de Hungría.
Subrayamos algunos resultados de este diálogo:
La necesidad de complementar las tres dimensiones clásicas del desarrollo sostenible (la social, la económica y la medioambiental) con una dimensión espiritual, añadiendo valores específicamente cristianos a todos los objetivos de desarrollo sostenible fijados por la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, si no van acompañados de valores claramente asumidos o consensuados, no pueden movilizar a las personas ni inspirar acciones colectivas. Este «complemento» ayudaría a proporcionar una orientación clara y definida a las instituciones. La fe proporciona, en estas circunstancias, una motivación inmanente para una auténtica puesta en práctica de la protección de la creación, ya que nos da una orientación moral internalizada. Esta dimensión espiritual de la sostenibilidad puede llevar a la conversión ecológica en la que insiste la encíclica Laudato si’.
La espiritualidad ignaciana podría jugar un papel especial en la configuración de la dimensión espiritual de la sostenibilidad, en concreto mediante los Ejercicios espirituales. El método y las orientaciones ignacianas pueden ayudar a distinguir los pecados ecológicos de las virtudes ecológicas. El fortalecimiento de la relación entre Dios, la humanidad y la naturaleza puede ayudar a un proceso significativo de conversión ecológica.
Nuestras instituciones, tanto las eclesiásticas como las seculares, deben adoptar en su funcionamiento diario planes de acción y buenas prácticas dirigidos a la difusión de conductas orientadas hacia una economía sostenible (movilidad, políticas verdes de consumo e inversión, eficiencia energética de los edificios, control de la huella de carbono, etc.).
Las comunidades locales, por ejemplo, las parroquias,
deben ser fortalecidas y apoyadas con el fin de que puedan encontrar respuestas
colectivas y contextualizadas a los múltiples desafíos generados por la crisis
ecológica.
Existe una necesidad real de repensar el concepto de crecimiento económico y de replantearlo en la dirección de un desarrollo integral y centrado en el ser humano, que incluya no solo elementos materiales, sino también la dimensión espiritual.
Reconocemos que son inevitables cambios y transformaciones radicales. Al mismo tiempo, en muchos lugares y contextos, especialmente en áreas marginales y periféricas, la única solución podría ser la resiliencia y la adaptación a los cambios en el medio ambiente.
Confiamos en que el diálogo que hemos compartido entre
religión y ciencia acerca de la salvaguarda de la creación y del desarrollo
sostenible pueda servir de referencia en el futuro para los nuevos contenidos
de los currículos educativos, tanto en los colegios como en las instituciones
de educación superior. Nuestro trabajo podría entonces influir en la formación
de una actitud positiva y motivar para que surjan respuestas locales a nuestras
complejas crisis. Al hacer esto, esperamos estar en la línea y el espíritu de
la encíclica Laudato si᾿, y concluimos con uno de los acordes finales del
documento papal: «Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra
preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza» (LS 244).