El P. Arturo Sosa en Paray-le-Monial, en el 350º aniversario de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús
Reafirmando el antiguo e íntimo vínculo de los jesuitas con la devoción al Sagrado Corazón, el P. Arturo Sosa ha visitado el santuario de Paray-le-Monial para renovar la consagración de la Compañía al Corazón de Jesús.
El jubileo que celebra el 350º aniversario de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque comenzó en Paray-le-Monial el 27 de diciembre de 2023 y durará hasta el 27 de junio de 2025. Los jesuitas llegaron por primera vez a Paray-le-Monial, en Borgoña, en 1619, en respuesta a la petición de la parroquia de animar el periodo de Cuaresma y apoyar a la comunidad cristiana local que se recuperaba de las tumultuosas Guerras de Religión.
San Claudio La Colombière, apóstol del Corazón de Jesús
Las
apariciones se produjeron 50 años más tarde, de diciembre de 1673 a junio de
1675. El jesuita Claudio La Colombière, confesor del monasterio de las Hermanas
de la Visitación, autentificó estos acontecimientos divinos. Durante la última
visión de Margarita María, en julio de 1688, reconocida por la Iglesia, el
Señor confió a las Hermanas de la Visitación y a la Compañía de Jesús la misión
de compartir y difundir el misterio del Sagrado Corazón.
La devoción al Sagrado Corazón confiada a la Compañía de Jesús
Las notas personales de Claudio La Colombière, publicadas después de su muerte, hicieron públicos los acontecimientos de Paray-le-Monial y permitieron la difusión de lo que se convertiría en la devoción al Sagrado Corazón. Los jóvenes jesuitas que acompañaban a Claudio también desempeñaron un papel crucial en la difusión y el reconocimiento de esta devoción. Los jesuitas de otros continentes siguieron sus pasos, y la devoción al Sagrado Corazón se extendió gradualmente por todo el mundo.
En su 23ª Congregación General de 1883, la Compañía de Jesús declaró que “acepta y recibe con espíritu rebosante de alegría y gratitud, la dulce carga que nuestro Señor Jesucristo le ha confiado, de practicar, promover y propagar la devoción a su divinísimo Corazón”. El largo período entre 1688 y 1883 (195 años) se explica por los acontecimientos vividos no sólo por la Compañía de Jesús (su supresión, luego su restablecimiento), sino también por la Iglesia en su conjunto, con el período de gran agitación en Europa, la Revolución Francesa y las profundas transformaciones políticas y sociales que siguieron.
La
capilla de La Colombière en Paray-le-Monial, construida en 1929 para conmemorar
la beatificación de Claudio La Colombière, ofrece un viaje mistagógico a través
de sus vidrieras, templetes y mosaicos. Ilustra cómo los Ejercicios
Espirituales pueden ser abrazados como una experiencia genuina del Corazón de
Jesús, que es central en la tradición ignaciana.
La comunidad jesuita de Paray-le Monial en la actualidad
La residencia jesuita de Paray-le-Monial (parte de la comunidad de Lyon), tiene cuatro miembros. Lleva a cabo su misión de difundir el conocimiento del Corazón de Cristo, junto con las hermanas de la Visitación, y en colaboración con otros trabajadores del Santuario que forman parte de la comunidad del Emmanuel desde 1986. Juntos, se encargan de la hermosa capilla de San Claudio La Colombière, en la que hay misa diaria, confesiones, dirección espiritual y visitas a la capilla para grupos de peregrinos. Destacan las vidrieras, los templetes, los mosaicos y su mensaje espiritual. También se ofrecen a lo largo del año retiros basados en los Ejercicios Espirituales y catequesis sobre el Corazón de Jesús.
La Red Mundial de Oración del Papa y la espiritualidad del Corazón de Jesús
En 1844, el P. François-Xavier Gautrelet, SJ, lanzó una iniciativa entre los escolares jesuitas, que pronto se convirtió en el Apostolado de la Oración, y que ahora se conoce como la Red Mundial de Oración del Papa.
En
1861, el P. Henri Ramière, SJ, primer director del Apostolado de la Oración,
inició la publicación del boletín “Messager du Cœur de Jésus”. En
aquella época, el P. Ramière dirigía una red de más de 13 millones de miembros,
y pasó a recordar las raíces de esta Red Mundial de Oración en la dinámica del
Corazón de Jesús, con una perspectiva de disponibilidad apostólica que comienza
con una oración de ofrecimiento unida al Corazón de Jesús. A partir de 1915, se
formaron grupos de oración de jóvenes como parte del Apostolado de la Oración,
que más tarde se convirtieron en el Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ).
La Red Mundial de Oración del Papa, promueve un itinerario espiritual llamado “El Camino del Corazón”. Este itinerario renueva la devoción al Corazón de Cristo a la luz de los Ejercicios Espirituales, y acerca nuestros corazones al Corazón de Cristo, haciéndonos disponibles a su misión de compasión por el mundo. “El Camino del Corazón” ayuda a las personas a comprometerse en la oración y a vivir los desafíos de la humanidad y la misión de la Iglesia, tal como se expresan en las “Intenciones de Oración del Papa”. El Santuario de Paray-le-Monial se unió a la Red Mundial de Oración del Papa al comienzo del Jubileo del Corazón de Jesús (diciembre de 2023-junio de 2025).
Hoy, presente en 92 países, la Red Mundial de Oración reúne a más de 22 millones de católicos, incluido el MEJ, que es su sección juvenil. Desde 2016, año en que se constituyó como Sociedad Pontificia, un jesuita nombrado por el Papa, previa consulta con el P. General de la Compañía de Jesús, es el director internacional de la RMOP.
Arraigados en el Corazón de Jesús
El Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ) se dedica al
crecimiento espiritual cristiano de niños y jóvenes de 5 a 25 años. Se originó
en Francia en 1915 como Croisade Eucharistique, y fue recreado en 1962
como Mouvement Eucharistique des Jeunes (MEJ). El MEJ propone un camino
eucarístico: basado en la vida real, en la experiencia de los jóvenes, busca
desarrollar los talentos y capacidades de cada individuo. Su pedagogía está
enraizada en el itinerario de formación de la Red de Oración, “El camino del
corazón”, verdadero tesoro espiritual del MEJ e invitación a vivir una amistad personal
con Jesús a través de tres fundamentos vividos en comunidad: Evangelio,
Eucaristía y misión.