Fe, Fraternidad y Compasión: La visión del Papa Francisco para una Iglesia y una sociedad armoniosas
Por Midhun J. Francis, SJ
La Visita Apostólica a Singapur, Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental en septiembre de 2024 cuenta como uno de los acontecimientos significativos del papado del Papa Francisco. Dado que Indonesia es un país islámico, fomentar el diálogo religioso entre el islam y el cristianismo fue particularmente importante durante su visita de 12 días. Su discurso a las autoridades civiles, los líderes religiosos y el cuerpo diplomático en Yakarta se centró en temas profundamente relevantes para la espiritualidad jesuita: fe, fraternidad y compasión. Estos tres principios son las piedras angulares de la visión del Papa Francisco sobre el compromiso pastoral, especialmente en contextos multirreligiosos. Su mensaje ofrece un camino hacia la fraternidad y la paz en un mundo plagado de divisiones. También se hace eco de la misión jesuita de servir a los demás, especialmente en el diálogo interreligioso.
Un compromiso con el diálogo y la compasión
Desde
que San Ignacio de Loyola fundó la Compañía de Jesús, los jesuitas han mostrado
un compromiso destacado con la interacción con personas de todas las
procedencias, ideas y puntos de vista. De hecho, el enfoque jesuita de la
interacción interreligiosa refleja principalmente nuestra dedicación pastoral a
la misión. En su discurso, el Papa Francisco afirmó que Indonesia es un país
multicultural con un gran legado de coexistencia pacífica entre sus numerosos
grupos étnicos, culturales y religiosos. Repitió “Bhinneka Tunggal Ika”,
el lema nacional de Indonesia, que significa “Unidos en la diversidad”, para
reiterar el compromiso de unirse a pesar de su diversidad. El Papa Francisco
también afirmó que este concepto está en consonancia con el anhelo mundial de
fraternidad humana, así como es un componente fundamental del diálogo cristiano-islámico.
Más aún, este mensaje subraya la necesidad de una colaboración basada en la fe
para hacer avanzar la paz y la justicia, lo que es particularmente pertinente
para los jesuitas, que a veces están a la vanguardia del diálogo interreligioso.
Diálogo interreligioso: Construir puentes de entendimiento
El enfoque del Papa Francisco en el diálogo interreligioso cristiano-musulmán es particularmente adecuado en el contexto indonesio, ya que la población es predominantemente musulmana. Su enfoque pastoral aboga por crear “puentes del corazón” para unir a las personas en lugar de limitarse a tolerar las diferencias del otro. El Papa también aboga por un compromiso más profundo marcado por el respeto, la comprensión mutua y el compromiso compartido por el bien común de todos. Su énfasis en el respeto mutuo en el diálogo interreligioso es una poderosa afirmación del valor y la dignidad de cada participante, que les hace sentirse realmente escuchados y respetados. Las observaciones del Papa Francisco se hacen eco del espíritu de la Nostra Aetate del Concilio Vaticano II, que subraya la importancia del diálogo y la colaboración entre cristianos y musulmanes. El Papa pidió que se rechazara la “imposición de nuestra fe” y, en su lugar, instó a los cristianos a compartir la alegría del encuentro con Cristo respetando al mismo tiempo otras creencias. Esta sensibilidad pastoral es crucial en el trabajo misionero de los pastores, que a menudo prestan sus servicios en regiones donde el cristianismo es una fe minoritaria.
La fraternidad: Un camino hacia la unidad global
El
Papa Francisco subrayó que la fraternidad no es sólo un ideal social, sino
también una necesidad teológica y pastoral. Basándose en la Encíclica Fratelli
Tutti, subrayó que la verdadera fraternidad sólo puede lograrse cuando
reconocemos nuestra humanidad compartida, independientemente de las diferencias
religiosas o culturales. Citó a un poeta del siglo XX que describió la
fraternidad como amarse “tan diferentes como dos gotas de agua”, una bella
metáfora del compromiso jesuita de encontrar la unidad en la diversidad. En un
mundo cada vez más polarizado por las tensiones religiosas y étnicas, el Papa
Francisco instó a los líderes civiles y religiosos a buscar la fraternidad como
remedio contra el extremismo y la intolerancia.
Compasión: Sufrir con el otro
El tercer pilar del mensaje del Papa Francisco fue la compasión. La compasión, como él la describió, es más que caridad o piedad; es una llamada a sufrir con los demás, especialmente con los más vulnerables. Resuena profundamente con la espiritualidad jesuita y la misión como la opción preferencial por los pobres. También se hace eco de la llamada ignaciana a abrazar el Magis, el “más”, en el servicio a los demás. Además, permite a las personas ir más allá de la ayuda superficial para caminar junto a los que sufren, compartiendo sus esperanzas y luchas.
El Papa Francisco también destacó la importancia de la compasión en la construcción de una sociedad justa, especialmente frente a la pobreza y la desigualdad social. Subrayó en su discurso que la auténtica compasión requiere algo más que dar limosnas, como muchas personas piadosas hacen siempre. Exige una implicación personal y la voluntad de tocar las manos y los corazones de los necesitados con cariño y amor. El énfasis del Papa en la compasión también se alinea con el concepto islámico de rahma (misericordia), que es un atributo clave de Dios en el Corán. De este modo, su mensaje tiende un puente entre las concepciones cristiana e islámica de la compasión, ofreciendo un terreno común de colaboración para abordar los retos sociales y humanitarios. Este llamamiento es también un fuerte recordatorio de la necesidad de una interacción genuina y personal con la gente de los márgenes, ya que se nos pide que sigamos “una opción preferencial por los pobres”. Esto también es importante para los jesuitas, que suelen participar en obras de justicia social e incidencia política.
El
discurso del Papa Francisco en su viaje apostólico a Timor Oriental, Singapur,
Papúa Nueva Guinea e Indonesia considera la posición de la Iglesia dentro de
una sociedad que incluye múltiples religiones. Su énfasis en la fe, la
fraternidad y la compasión, especialmente con el Islam, proporciona una hoja de
ruta para los jesuitas y otros agentes pastorales implicados en el diálogo
interreligioso. Su mensaje invita a ser una Iglesia abierta al diálogo y que busca
activamente crear puentes de entendimiento y colaboración en una sociedad
definida con demasiada frecuencia por la división y la intolerancia.