Georg Sporschill es un jesuita de la Provincia de Austria. Es bien conocido por su creatividad en el apostolado social. Le hemos ofrecido la oportunidad de contarnos su itinerario vital. La última etapa está siendo el proyecto ELIJAH que dirige desde 2012. He aquí su testimonio.

Padre Sporschill:

Estudié psicología y educación, porque siempre me han interesado temas terapéuticos y de juventud. En 1982, empecé con CARITAS una casa para niños que venían de la cárcel o de la calle, la mayoría de ellos con problemas de drogas y alcohol. Luego me presionaron para que pusiera en marcha una casa para niñas en cooperación con la alcaldía de Viena. El invierno siguiente, junto con un equipo maravilloso, todos amigos en Cristo, abrí tres nuevos refugios para personas sin hogar. En 1987, fundamos el restaurante INIGO que ofrecía a las personas sin hogar la oportunidad de aprender y trabajar en servicios de catering.

En 1990, se me ocurrió la idea del ‘CANISIBUS’. Se trata de un minibús que, hoy en día, sigue circulando todas las noches por las principales estaciones de tren de Viena y visita y entabla relación con las personas sin hogar. Un equipo de voluntarios les trae sopa caliente, ayuda y amistad. Desde entonces, cada noche, el CANISIBUS llega a muchas personas sin hogar y les abre puertas. Así, San Pedro Canisio sigue siendo misionero en Viena.

Después, en 1991, me enviaron a Rumania para empezar a trabajar con niños de la calle. Así comenzó CONCORDIA en Rumania, Bulgaria y Moldavia; ofreciendo comida, vivienda, trabajo de calle, educación y formación profesional. En 2012, esta obra pasó a manos de mis sucesores.

Ese año, me mudé a Transilvania/Rumanía, a aldeas donde muchos romaníes, o gitanos, viven en condiciones increíblemente deplorables. La mayoría de las familias, cada una con muchos hijos, vive sin agua, sin electricidad y sin ingresos fijos. Los padres no saben ni leer ni escribir y no se preocupan en mandar a sus hijos a la escuela.

A ejemplo del Profeta ELIJAH, queremos luchar por estas gentes pobres e integrarlas como ciudadanos en Europa, para que no sean vistos sólo como mendigos o criminales. La música ha sido de gran importancia para iniciar la escolarización de estos niños. En la actualidad, ELIJAH dirige dos escuelas de música con 250 alumnos, trabaja en seis aldeas y ha establecido cuatro centros sociales (guarderías, cocinas de comida caliente, actividades paraescolares, lavandería, asistencia médica, dentistería, médicos de familia, así como servicio de duchas).

Hemos abierto una casa de huéspedes, bajo el nombre de STELLA MATUTINA. Aquí, las mujeres jóvenes aprenden a cuidar la casa, a cocinar y tener modales de mesa. Se ha iniciado un proyecto agrícola para ofrecer trabajo y formación con el fin de producir alimentos de calidad para toda la organización. ELIJAH también tiene un taller de carpintería bien organizado, así como un equipo de trabajadores de la construcción, que renuevan y construyen casas familiares en aldeas en ruinas.

Muchos de nuestros trabajadores sociales han sido niños de la calle, que han podido liberarse de su propia miseria. Escuchamos y aprendemos del pueblo romaní, paso a paso. Nuestro objetivo no es hablar del pueblo gitano, sino hablar y vivir con él. ELIJAH es un experimento práctico para compartir la vida con todos sus problemas y alegrías.

Echando una mirada global a mis compromisos a lo largo de los años, diría que construir puentes es exactamente lo que nosotros, como jesuitas, tenemos que hacer en el apostolado social. Somos puentes entre ricos y pobres, entre los que tienen y los que no, entre los que saben y pueden trabajar y los que no, entre los romaníes y otros europeos, entre los ancianos y los jóvenes, entre los enfermos y los sanos. En este contexto, mi papel en dichos proyectos fue comenzarlos, formar las primeras generaciones, acompañarlos. La mayoría de los proyectos siguen funcionando independientemente de mí. Con voluntarios y amigos, nosotros, los jesuitas, vivimos y ofrecemos el espíritu ignaciano que nos invita a amar más a través de los Hechos que de las Palabras.