Cuatro columnas para edificar compromisos futuros
St. Xavier’s College, en las afueras de Katmandú (Nepal), lleva más de 65 años ofreciendo una educación, como una obra jesuita, en un contexto intercultural e interreligioso. El Padre General se dirigió a los jóvenes, al personal y a los jesuitas de la institución el jueves 27 de febrero. El núcleo de su mensaje consistió en presentar las cuatro columnas de la propuesta educativa de los jesuitas.
Ésta es mi primera vez en Nepal y me siento muy contento de este encuentro y de estar con vosotros.
Siempre que padres y abuelos hablan de su juventud, mencionan en qué medida sus años escolares los moldearon y asentaron las bases de sus vidas futuras. Los estudiantes de hoy en día son ‘tecno - expertos’. Y a muchos padres y profesores les preocupa que los alumnos se distraigan demasiado con los teléfonos móviles y en las redes sociales. La tecnología moderna no sólo es moralmente neutra, sino que puede ser muy útil y beneficiosa, si se utiliza bien y con moderación. Es un desafío constante educar a nuestros niños y jóvenes en ese sentido. Y a ustedes, los estudiantes, los insto a usar los aparatos y las redes sociales de manera inteligente y juiciosa, en bien de su desarrollo y no para su destrucción.
La Compañía de Jesús, y los jesuitas como se nos llama comúnmente, queremos, a través de nuestras instituciones educativas, formar hombres y mujeres con y para los demás. Nuestro objetivo como educadores es formar hombres y mujeres de competencia, conciencia y compromiso compasivo. Estas cuatro ‘ces’ - formuladas por uno de mis predecesores, el Padre Kolvenbach - han inspirado la renovación de la educación jesuita en las dos últimas décadas.
Las cuatro ‘ces’ son las columnas de la excelencia que la educación jesuita representa.
Para llegar a ser ese tipo de hombres y mujeres, debemos estar conectados y en cercanía con los denuedos de los pobres y desfavorecidos. Hay quienes sufren violencia y explotación en el hogar, madres solteras, niños de familias indigentes, personas objeto de trata, migrantes, refugiados y jóvenes en situación de riesgo, por enumerar sólo algunos ejemplos. Pensad también en el incalculable daño causado a nuestra “Casa Común”, la Tierra. Conocéis el triste estado del río más sagrado de Nepal, el Bagmati. No en vano, por un lado, caminar con los pobres, los excluidos del mundo, aquellos cuya dignidad ha sido violada, y hacerlo en una misión de reconciliación y justicia y, por otro lado, colaborar en el cuidado de nuestra Casa Común, son dos de las cuatro Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús para los próximos diez años.
Me alegra saber que su colegio tiene un programa de becas para niños desfavorecidos y que los estudiantes y el personal están a la altura en cuanto a ayudar a los pobres y a los excluidos. Hay diversas iniciativas dignas de elogio. Por ejemplo, el colegio es una zona libre de plástico, tienen un Eco-Club, los estudiantes y el personal participan en campañas de plantación de árboles y operaciones de limpieza. Sí, caminar con los pobres, los excluidos del mundo y colaborar en el cuidado de nuestra Casa Común son necesidades importantes y urgentes hoy en día. Se nos invita a participar, y a involucrarnos apasionadamente en esas iniciativas para que el Reino de Dios se convierta cada vez más en una realidad visible. Los jesuitas no podemos hacer esto solos. Necesitamos su ayuda, cooperación y apoyo. Juntos podemos hacer mucho. Nosotros, los jesuitas, deseamos ardientemente dicha cooperación y colaboración.