Enfrentando los vientos de cambio

“Ninguna actividad que promueva el verdadero progreso humano y construya puentes entre los pueblos es ajena a nuestro servicio basado en la fe. Es con esta visión humanista que los jesuitas de Kohima, como sus hermanos en otras partes del mundo, ofrecen su servicio a la gente del noreste de la India.”

Este es el núcleo del mensaje que el Padre Arturo Sosa SJ, como Superior General de los jesuitas, dirigió a los antiguos alumnos, hombres y mujeres, de las instituciones educativas jesuitas de Phesama, cerca de Kohima, en el noreste de la India. En los últimos 50 años, gran parte de los esfuerzos de los jesuitas en la región se orientaron al establecimiento de escuelas de calidad para atender a las poblaciones, a menudo olvidadas, de esta región periférica. La educación ofrecida por la Compañía de Jesús permite atravesar tiempos tormentosos, enfrentado los cambios con energía y creatividad. Para el Padre General, es posible cambiar el mundo para mejor si uno se compromete, en el corazón de este mundo, con un espíritu de servicio.

Si es cierto que el mundo está cambiando rápidamente y que uno puede sentirse desorientado por ello, el Superior General de los jesuitas recordó que San Ignacio fundó la Compañía de Jesús en un período comparable de la historia de la humanidad: el Renacimiento. Al respecto, expresó lo siguiente:

“Así como nuestra era postmoderna está atrapada en el torbellino de cambios desconcertantes y rápidos que afectan a todas las esferas de la vida humana, así la Europa del siglo XVI estaba pasando por un largo período de turbulencias. El Renacimiento, la Reforma y una nueva y apasionante búsqueda científica habían creado un clima de humanismo liberal y una actitud cuestionadora. Aunque sembró dudas y confusión, también generó nueva energía y una búsqueda intensa de nuevas respuestas a nuevas preguntas.

Fue en este clima que Ignacio de Loyola y sus seis compañeros, intelectualmente dotados, estudiaron durante siete años (1528-1535). Como estudiantes laicos, fueron expuestos al fermento intelectual, al humanismo liberal y al cuestionamiento libre y abierto que prevalecía en ese momento. Y, habiéndose formado en losEjercicios Espirituales - la experiencia de encontrar a Dios y discernir la voluntad de Dios para el mundo y para ellos mismos - fueron capaces, ya como jóvenes laicos, de enfrentar estos vientos de cambio de frente. Al discernir la apertura al Espíritu de Dios que les habló en los signos de los tiempos, aceptaron lo que les llevó a Dios y al verdadero progreso humano; dejaron de lado lo que les dividía y lucharon contra lo que era peligroso para un orden social saludable.”

Los alumnos de las instituciones jesuitas deberían tener esta energía de compromiso en medio de un mundo que cambia rápidamente, la energía necesaria para avanzar hacia el verdadero progreso. El P. Sosa les recordó algunos criterios para evaluar si la educación que recibieron realmente ha dado frutos.

“Su educación en una institución de la Compañía de Jesús debe ayudarles a abrir su mente a horizontes más amplios, más allá del mero interés propio; a asumir la responsabilidad por sí mismo y por la sociedad, para que se convierta en agente de cambio social, ‘hombres y mujeres para y con los demás’. Los valores que han asimilado en la educación jesuita les preparan para enfrentarse al mundo con todos sus complejos retos y para contribuir de forma significativa a la creación de una sociedad más humana. (...)

Es en torno a esta visión compartida que nuestros campus educativos buscan promover la unidad y la armonía, abrazando y trascendiendo toda la diversidad de identidades religiosas, étnicas, tribales y lingüísticas. Si falta este elemento esencial, por muy exitosa que sea su carrera, nuestra educación habrá fracasado en su propósito principal. No son principalmente los logros académicos o el rendimiento atlético, ni la belleza y las instalaciones de un campus educativo lo que mide el éxito de la educación jesuita. Es la calidad de vida de nuestros antiguos alumnos. Esa es la mejor prueba de que los valores para los que fue creada la Compañía de Jesús han tenido cierto éxito. Estos son valores que intentamos compartir, en nuestras vidas y a través de nuestras instituciones educativas, con nuestro personal y con los estudiantes.”

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Publicado por Communications Office - Editor in Curia Generalizia
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