Para la JCAP, la pandemia ha suscitado un compromiso aún mayor
Al igual que las demás Conferencias de la Compañía en los últimos meses, la Conferencia de Asia Pacífico ha realizado su reunión de julio a distancia, en lugar de tenerla en Dili, Timor Oriental, donde había sido programada.
En su informe sobre los
últimos seis meses, el Presidente, Antonio Moreno, señaló en primer lugar que
consideraba una gracia providencial que, del 1º al 8 de febrero, justo antes de
la declaración de la pandemia de la COVID-19, los Superiores Mayores de la
región habían podido efectuar juntos un retiro de ocho días, que había servido
para fortalecer el espíritu de discernimiento y oración durante los meses
siguientes, en los que tantas actividades habían tenido que ser canceladas o postergadas.
Por supuesto, confesó, la pandemia ha puesto a prueba la capacidad de la Conferencia y sus miembros para ajustarse y adaptarse. Sin embargo, según el P. Moreno, la situación excepcional de este año ha permitido a los jesuitas, a sus colaboradores y a sus obras responder a llamadas a la solidaridad, especialmente de los refugiados en Indonesia y Myanmar. Se ha mostrado una verdadera solidaridad. También se expresó en el hecho de que, en sus reuniones virtuales, varias redes de actividades apostólicas (apostolado social, educación, espiritualidad ignaciana, cultura de protección, entre otras) han tanteado durante este período nuevas posibilidades de compromiso intersectorial. Todas las Provincias y Regiones de Asia Pacífico han participado, cada una según su contexto local, en el acompañamiento de los pobres y vulnerables.
El presidente de la JCAP
volvió a subrayar que el P. Adolfo Nicolás, que pertenecía a una de las
Provincias de la Conferencia, ha sido una fuente de gracia incluso en este
tiempo de su muerte. A lo largo de su vida, durante su enfermedad y en su paso
a la vida eterna, habrá sido un signo de la presencia de Dios entre nosotros.
Finalmente, mencionó que un grupo de discernimiento, en relación con el Beijing Center, estaba considerando la
misión china.
Además de la intervención del Padre General y del
diálogo posterior con él – como aparece en otro artículo, el orden del día de
la reunión de julio incluía, un tiempo de conversación espiritual sobre el
impacto de la pandemia en la vida y la misión de la Compañía. También se examinaron
la cultura de la protección y las formas de avanzar en este tema, las
necesidades cambiantes en materia de formación y, más concretamente, las
propuestas de un grupo de trabajo sobre cooperación en los estudios teológicos.
La región de Timor Oriental también debía informar sobre todos sus compromisos.
Lo hice porque la atención de los Provinciales se centra en cada una de las
reuniones en la Provincia anfitriona del encuentro. Aunque la reunión no pude
tener lugar en Dili, se dió un tiempo específico de intercambio a esta unidad
de la Conferencia. Por último, durante la semana se presentó y analizó la labor
de dos comités, el de Planificación y el de Gobernanza.