por Cedric Prakash SJ

Muchos jesuitas en la India son considerados - y se ven a sí mismos - como activistas de derechos humanos. Entre ellos se encuentra el P. Cedric Prakash (Provincia de Gujarat) que nos informa sobre la conclusión de un juicio que ha atraído mucha atención. Se trata del juicio a un abogado defensor de intereses públicos, Prashant Bhushan. Ésta es su historia:

Sólo un par de días antes de su jubilación del Tribunal Supremo de la India, el juez Arun Mishra ofreció al pueblo de la India un regalo original: ¡una moneda de una rupia! (equivalente a 0,01€) Fue en forma de “castigo” a un abogado defensor de intereses públicos y activista Prashant Bhushan por desacato al tribunal. Bhushan ya había sido sentenciado “culpable”, ahora se especificaba la suma del “castigo”. Esto se hizo el 31 de agosto. La sentencia de 82 páginas concluye: “Por consiguiente, el desacato es condenado al pago de una multa de Re. 1/-(una rupia)... a falta de lo cual el acusado será sometido a una simple pena de prisión por un período de tres meses y además se le prohibirá el ejercicio en este Tribunal por un período de tres años”.

Ha sido quizás uno de los casos del Tribunal Supremo que más han dado que hablar en los últimos tiempos. Bhushan es un abogado muy conocido por su lucha en defensa de los pobres y explotados, estando siempre en contra de los poderosos, los intereses creados y el régimen gobernante, en particular el poder político actual.

En este caso, el desafío consistió en dos tweets que Bhushan hizo en junio; el primero contra cuatro ex Presidentes de Tribunal y el segundo contra el actual Presidente del Tribunal Supremo. A medida que se desarrollaba el caso, estaba claro que Bhushan nunca cedería; además, se conocía al juez Mishra por sus sentencias favorables al BJP (el partido político en el poder), al RSS (movimiento nacionalista hindú de derecha) y a otros grupos poderosos.

Atrapados en una situación incómoda, el juez Mishra y sus colegas se abstuvieron de dar la orden para que se sentenciara a Bhushan el día del juicio. Para salvar la cara y como último recurso, consideraron que, para resolver el asunto, bastaría si Bhushan pedía disculpas sin más y afirmando que le daban 2 o 3 días más para pensarlo. Pero Bhushan no dejaba de decir que nunca se disculparía.

Varios intelectuales, líderes de la sociedad civil y destacados editorialistas han expresado su disgusto por lo que está ocurriendo en el Tribunal Supremo de la India hoy en día. Algunas de las sentencias han sido extremadamente parciales, unilaterales e indignas de aquello que debe ser el pilar más importante de la democracia. Además, casos importantes (y sentencias) están “congelados”. Varios de los jueces han sucumbido a los poderes políticos y no han demostrado el valor, la sabiduría y la prudencia necesarios para proteger los derechos constitucionales del ciudadano.

Después de recibir el ‘castigo’, Bhushan dijo: “Todo indio quiere un poder judicial fuerte e independiente. Obviamente, si los tribunales se debilitan, se debilita la república y se perjudica a todos los ciudadanos. Estoy sumamente agradecido y me siento enaltecido a causa de la solidaridad y el apoyo expresados por innumerables personas, ex jueces, abogados, activistas y conciudadanos que me han animado a mantenerme firme y fiel a mis creencias y conciencia. Son un refuerzo a mi esperanza de que este juicio atraiga la atención del país a la causa de la libertad de expresión, la rendición de cuentas y la reforma judicial. Lo que es muy alentador es que este caso se ha convertido en un momento decisivo para la libertad de expresión y parece haber alentado a muchas personas a levantarse y hablar en contra de las injusticias de nuestra sociedad. Estoy más seguro que nunca de que la verdad prevalecerá. ¡Viva la democracia! ¡Satyameva Jayate!”

¡Una declaración poderosa! Debería serlo, porque esta única rupia es ahora el símbolo del cambio, de una ¡NUEVA INDIA!