Primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores: memoria y presencia
Otra iniciativa del Papa Francisco: el establecimiento de esta Jornada Mundial que se celebra el domingo 25 de julio. De este modo, el Santo Padre quiere subrayar en particular la importancia del papel que desempeñan tantos abuelos en el acompañamiento de los niños. En una época en la que tantos padres están muy ocupados con sus responsabilidades profesionales, la presencia de los abuelos para contribuir al despertar espiritual y a la formación de los niños es a menudo decisiva.
En su mensaje dirigido individualmente a cada
uno de los abuelos y abuelas, el Papa relaciona su papel con las palabras de
Jesús a sus discípulos: “Yo estoy con vosotros siempre”. Esta garantía del
Señor es a la vez un consuelo para los ancianos que, durante la pandemia, a
menudo estaban - o siguen estando - aislados, y un estímulo para convertirse en
“ángeles custodios” de sus nietos o de otros jóvenes. Según Francisco, las
personas mayores son necesarias para construir el futuro; no quedaron fijas en
el pasado. Lea el mensaje del Papa haciendo clic aquí.
¿Cómo puede la Curia General
de la Compañía de Jesús celebrar este día? Hemos pensado en pedir el testimonio
de una ex miembro del personal, que ahora es abuela. Hilda Onelia Serrano nos
cuenta, con toda sencillez, cómo vive esta etapa.
Soy una abuela a distancia pero creo firmemente que la calidad del tiempo que se pasa junto a los seres queridos, es más fundamental que la cantidad del mismo. Tengo dos nietos, de 12 y 6 años, que viven en otro continente. Los visito una vez al año, por dos o tres meses. Generalmente no utilizamos las redes para comunicar. Lo que me resulta increíble y muy emocionante, es cómo estos nietos me reciben cada vez que llego. Fuertes abrazos, grandes sonrisas y mucho cariño (sea para mí que para el abuelo). Como si percibieran, a través de la distancia, mi sentir del “yo estoy contigo todos los días” del cual escribe el Santo Padre en su mensaje de conmemoración a los abuelos y a los mayores, del pasado 25 de julio.
Mi hijo y mi hija crecieron también con la experiencia de tener unos abuelos a distancia y de verse una vez al año en verano. El apego a los abuelos y a los demás familiares era intenso, y aunque los abuelos ya no están desde hace tiempo, su recuerdo y la unidad a la grande familia forman parte integrante de su manera de ser hoy. “Los cimientos de la vida son la memoria”, añade el Santo Padre en su mensaje, y no hay nada más cierto. Por esto, junto a mi hermana, también ella abuela a distancia, nos pusimos en marcha y estamos escribiendo un libro sobre nuestras memorias. Quisiéramos dejarle a nuestros nietos una historia más detallada de sus raíces y antepasados, para que les perdure el recuerdo de la familia y puedan pasarlo a nuestros biznietos, pues, “sin la memoria no se puede construir”.
El escrito del Santo Padre es una verdadera fuente de inspiración.