«Una tradición viva»

En el horizonte de las Preferencias Apostólicas Universales

Por José Alberto Mesa, SJ

Los primeros jesuitas, una vez decidieron dedicarse a la educación, entendieron que tenían que prepararse para ser educadores en las instituciones educativas que fundaban. Cuando aceptaron abrir el Collegio de San Nicolò (Colegio de San Nicolás), en Mesina, en 1548, no tenían todavía claramente definido cómo llevar adelante un colegio. Solo hasta 1599, es decir más de 50 años después de trabajar en educación, el P. General Acquaviva promulgó la Ratio Studiorum; el primer documento oficial sobre educación que orientólas obras educativas por varios siglos. En ella se repite con frecuencia lo que ya san Ignacio tanto insistía: responder a los «tiempos, lugares y personas». Los primeros jesuitas debieron, pues, aprender haciendo.

En 1906 la Congregación General 25 «juzga que no se debe intentar una nueva redacción de la Ratio de los estudios inferiores» (d. 12, n. 1) y se comienza un nuevo largo proceso de discernimiento que se cristaliza en 1986 en el documento Características de la educación de la Compañía de Jesús que propone 28 rasgos distintivos de la educación jesuita y que logra crear un sentido de unidad en medio de la diversidad de los sistemas educativos nacionales en los que los colegios jesuitas operan. Pocos años más tarde, en 1993, se publica Pedagogía ignaciana: Un planteamiento práctico (conocido como el «Paradigma Pedagógico Ignaciano») con el fin de presentar los elementos centrales del estilo pedagógico que orientan el proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula de clase.

Sin embargo, la Compañía de Jesús es consciente que nuestro mundo ha seguido cambiando, que vivimos en una época de rápidas transformaciones a todos los niveles y que en respuesta a este contexto nuestras obras educativas deben mantener un discernimiento constante para reconocer los retos y oportunidades que este cambio vertiginoso conlleva. Por ello, después de más de ocho años de discusiones, la ICAJE (Comisión Internacional del Apostolado Educativo de la Compañía de Jesús) presenta un nuevo documento: Colegios jesuitas: Una tradición viva en el siglo 21 – Un ejercicio continuo de discernimiento, en corto, Una tradición viva. El P. General Arturo Sosa anunció el 5 de noviembre de 2019 este nuevo documento.

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Una tradición viva se desarrolla en tres partes interrelacionadas. En una primera el documento se sitúa dentro del contexto de los documentos fundacionales que ya hemos nombrado anteriormente como el de Características de 1986 y el PPI de 1993. En este sentido, como el P. General Sosa afirma en su carta de promulgación, Una tradición viva «debe ser visto como parte del proceso de discernimiento que nuestro apostolado educativo ha mantenido desde que se publicaron por primera vez las Características y el Paradigma Pedagógico Ignaciano». Así, «Una tradición viva no sustituye los documentos anteriores, sino que los complementa y actualiza como un ejercicio continuo de discernimiento.

Los tres deben tomarse juntos como el marco contemporáneo de la educación jesuita». En esta primera parte también se enmarca el documento dentro del espíritu de las Preferencias Apostólicas Universales (PAU) de la Compañía de Jesús invitando a discernir cómo, a través de nuestros procesos educativos, mostramos el camino hacia Dios, caminamos con los descartados de este mundo en una misión de reconciliación y justicia, acompañamos a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador y colaboramos en el cuidado de la casa común.

En la segunda parte Una tradición viva presenta algunas de las nuevas realidades del mundo a nivel sociopolítico, educativo, de práctica religiosa, en la Iglesia católica y en la Compañía de Jesús para discernir el contexto en el que servimos.

Finalmente, en la tercera parte, Una tradición viva presenta 10 identificadores globales que deben ayudar a las instituciones educativas en el proceso de discernimiento desde el horizonte de las PAU. Estos indicadores pueden fácilmente relacionarse con las cuatro Preferencias y deben interpretarse como caminos que ayudan a responder a ellas dentro del proceso de discernimiento que exigen en el área educativa. Los 10 identificadores comprometen a las obras educativas con:

  • Ser católicos y ofrecer una formación profunda en la fe en diálogo con otros.
  • Crear un ambiente seguro y saludable.
  • Educar en la ciudadanía global.
  • Cuidar la creación.
  • Promover la justicia.
  • Ser accesible.
  • Educar en la interculturalidad.
  • Ser red global al servicio de la misión.
  • Educar en la excelencia humana.
  • Educar en el aprendizaje de por vida.

Cada identificador está acompañado, como todas las secciones de Una tradición viva, por preguntas orientadas al discernimiento y que deben entenderse dentro del contexto más amplio del discernimiento requerido por las Preferencias.

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En suma, Una tradición viva se sitúa dentro del proceso más amplio de las PAU y se convierte en una herramienta indispensable para las instituciones educativas de la Compañía que buscan responder al llamado a servir la misión de reconciliación y justicia con Dios, la humanidad y la creación. Educadores, grupos directivos, estudiantes y padres de familia encontrarán en estos indicadores caminos concretos para acercarse a las PAU, entender sus implicaciones, revisar lo que hacen y avanzar en su implementación.

[Artículo de la publicación "Jesuitas - La Compañía de Jésus en el mundo - 2021", por José Alberto Mesa, SJ]

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Publicado por Communications Office - Editor in Curia Generalizia
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