Padre Kino, constructor de puentes
¿Puede una obra de música contemporánea darnos luz sobre uno de los temas más candentes de la actualidad, el de la penosa experiencia de los emigrantes latinoamericanos a Estados Unidos? Éste es el reto que el compositor Armando Franceschini y el dramaturgo Mauro Neri se propusieron al llevar a la escena “Kino, el constructor de puentes”.
No
todas las semanas el Padre General va a un concierto. Este
martes 10 de mayo, sin embargo, por invitación del P. Pascual Cebollada,
Postulador de las Causas de los Santos de la Compañía de Jesús, ha acudido
a la Iglesia de San Ignacio en Roma para disfrutar de la presentación de esa
obra. Basada en la novela del escritor Mauro Neri que lleva por título: “KINO. L’Apostolo
senza tempo dei migrantes messicani vittime
del MURO” (KINO. El perpetuo Apóstol de los migrantes mexicanos víctimas del MURO),
y publicada en 2017, se trata de una obra tan teatral como musical. Con
originalidad, presenta no sólo la vida del jesuita Eusebio Francesco Chini, más
conocido como “Padre Kino” (1645-1711), sino también la relevancia de su
testimonio en los siglos posteriores a su trabajo misionero en los territorios
que hoy se hallan al norte de México y al sur de los Estados Unidos.
Para Mauro Neri, una cosa está clara: en América, el padre Eusebio sigue ciertamente muy vivo hoy, 310 años después de su muerte. En particular, está vivo en la memoria de las poblaciones indígenas del Estado de Sonora (México) y en las que tienen raíces indígenas y que son católicas en el Estado de Arizona (EE.UU.). Está tan vivo y presente que millones de personas siguen invocando la protección del cielo a través de la intercesión de quien siempre ha sido considerado como “su santo”.
Eusebio
Chini había nacido en el Tirol italiano. Ingresó en la Compañía de Jesús a los
20 años. En agradecimiento a San Francisco Javier, a quien había atribuido su
curación de una enfermedad, añadió el nombre de Francesco al de su bautismo. Fue
enviado como misionero en las tierras que entonces se llamaban “Nueva España”,
al norte de lo que hoy es México y que se conoce como “Baja California”, un
territorio que era aún desconocido para los occidentales. En el ya mencionado Estado
de Sonora, llevó la fe católica a los indígenas y lo hizo fomentando la mejora
de las condiciones de vida y el desarrollo económico de la región. El Padre
Kino fue también un hombre de ciencia que publicó obras sobre astronomía y
cartografía.
Lo más importante para nosotros - y ello aparece claramente en la obra de Mauro Neri - es que el padre Chini se comprometió a defender la dignidad de los indios de Sonora, en particular oponiéndose a la obligación de la monarquía española de forzarlos a trabajar en las minas de plata. Esto provocó incluso una serie de conflictos con sus compañeros en la misión.
El libreto de “Kino, el constructor de puentes” evoca la influencia del jesuita en tres épocas y contextos muy distantes y diferentes. Primero, su labor misionera para con los autóctonos a finales del siglo XVII; luego su “presencia” o influencia entre los indígenas Pima a mediados del siglo pasado, después de la Segunda Guerra Mundial; y, por último, el Kino que aún hoy protege a los muy pobres y vulnerables migrantes de Centroamérica que buscan trabajo después de cruzar el duro desierto de Sonora de tanto peligro y así alcanzar la codiciada “América” confiando en su santo patrón.
En
2020, el Papa Francisco reconoció las virtudes heroicas del Padre Kino. Es un “venerable”
de la Iglesia y el procedimiento de su beatificación está en marcha bajo la
responsabilidad de la Compañía de Jesús. Se trata también de una operación que
se realiza en estrecha colaboración con la Diócesis de Trento (Italia), la
Archidiócesis de Hermosillo (México) y la Diócesis de Tucson (EE.UU.).