Dentro de la Congregación: los misioneros
Incluso antes de la fundación de la Compañía de Jesús, el trabajo misionero ha formado parte del carisma que llegaría a guiar a los jesuitas. Desde Ignacio de Loyola, antes de su conversión, cuando hizo el voto de pasar su vida en Tierra Santa, pasando por Francisco Javier, que ejerció su ministerio en Asia, Matteo Ricci, que puso los cimientos de las misiones jesuitas en China, hasta las generaciones de jesuitas que han ido a todos los rincones de la Tierra para difundir el Evangelio, “salir” forma parte de nuestro ADN institucional. Hay algo encomiable, inspirador e incluso romántico en quienes están dispuestos a dejar atrás el mundo que conocen y abrazar lo desconocido por un bien mayor, confiando en que su fe y su formación serán suficientes para hacer lo que deben hacer.
Aunque el mundo moderno no encierra tantos
misterios, como aquél en el que nació la Compañía de Jesús, ese espíritu
misionero sigue impulsando a los jesuitas modernos. Puede que una misión ya no
sea un viaje de ida a lo desconocido con nada más que los conocimientos y la
formación que lleva consigo un misionero, pero la Compañía de Jesús
contemporánea sigue pidiendo a sus miembros que estén preparados y dispuestos a
emprender cualquier trabajo para el progreso de la Iglesia, de la Compañía y de
las personas a las que sirven.
Los jesuitas de hoy siguen dejando atrás las comodidades de las culturas que conocen, para atender a los necesitados. Siguen aceptando misiones sin garantía de éxito, que requieren habilidad, formación y también astucia para ser llevadas a cabo. Siguen asumiendo el trabajo que otros no quieren, o no pueden hacer. En resumen, aunque el jesuita moderno pueda volver a casa, el espíritu misionero siempre está redefiniendo lo que significa “casa”.
En la CP71, pudimos hablar con el P. Erik John
Gerilla SJ, de la Provincia de Filipinas. Desde 2008 ha aceptado múltiples
misiones en Timor-Leste, siendo la más reciente en la Parroquia de Nossa
Senhora de Fatima, Railaco. El P. Erik es un misionero moderno, plenamente
consciente de los retos de la misión, y que abraza con entusiasmo lo que la
Compañía le pide.