En el límite norte de la República Checa, cerca de la frontera con Alemania, encontramos una obra de la Compañía de Jesús, la Nativity School de Děčín. Esta región fronteriza ha sido víctima, en particular durante el siglo XX, de las consecuencias de diversos tratados entre las grandes potencias. La prioridad de los personajes políticos no era, desde luego, el bienestar social ni el desarrollo de sus habitantes. Estos venían siempre en segundo lugar. En este entorno social decidieron los jesuitas, en 2008, abrir una escuela secundaria en Děčín. Se la conoce como “escuela media”, y reúne a jóvenes de 11 a 15 años, con un plan de estudios que abarca los cursos 6º a 9º.

El miércoles 15 de noviembre, el Padre General visitó a los alumnos de esta escuela, que constituye un proyecto tanto educativo como social de la Compañía en la República Checa. El Superior General se tomó su tiempo para reunirse con el personal de la escuela y demostrar lo importante que es para la Compañía de Jesús la educación de los jóvenes que proceden de entornos menos favorecidos.

El P. Jan Adamik, presidente de la junta administrativa, describe esta ONG católica con las siguientes palabras:

“El modelo de nuestra escuela se inspiró en las escuelas NativityMiguel de Estados Unidos. Los jesuitas fundamos la primera escuela de este tipo, la Nativity Mission Center, en 1971 en el Lower East Side de Manhattan, en Nueva York. La coalición NativityMiguel ha crecido hasta contar con 50 escuelas miembros en Estados Unidos y Canadá. Además de en estos dos países, hay una escuela en África y otra es ésta de Europa, en la República Checa.

La Nativity School de Děčín ha desempeñado un papel crucial, al lograr la preservación y el desarrollo del carisma educativo de los jesuitas checos y la formación de colaboradores en la misión de Dios como líderes católicos comprometidos. Es una de las pocas instituciones católicas de la región fuera de las parroquias; se inscribe en la amplia misión de los jesuitas dentro de este territorio. Pretende transmitir valores católicos a los alumnos, al personal y a sus familias, en esta Bohemia del Norte tan descristianizada. El colegio atiende principalmente a jóvenes adolescentes bien motivados y con cualidades que, por diversas razones (origen social, circunstancias familiares, disfunciones, etc.), no encuentran en las escuelas públicas lo que necesitan para desarrollarse.

Cada clase acoge también a un cierto número de alumnos que han de afrontar dificultades específicas y necesitan por tanto un entorno seguro y acogedor. Las clases, de sólo 15 alumnos, favorecen un ambiente de mutua confianza y de atención personalizada. La escuela ofrece por las tardes actividades extraescolares, haciendo que el tiempo de permanencia en el entorno escolar sea mucho mayor que en los centros de secundaria ordinarios.

Además de enseñar, los profesores y el resto del personal del colegio están presentes para transmitir valores católicos y motivar y animar a los alumnos. Hacemos esto a través del plan de estudios, por supuesto, pero también porque todo el proyecto está diseñado para acompañar al alumno en su crecimiento humano y espiritual.

El pasado septiembre llegó a la escuela un nuevo director, monseñor Luboš Hošek. Cuando se le preguntó por qué había decidido comprometerse con esta escuela, nos respondió: “¿Qué porqué? Llevo poco tiempo enseñando aquí, pero percibo claramente que los niños son diferentes. Me gusta el hecho de que reaccionen de forma diferente, sobre todo en sus relaciones con los profesores. La forma de ser de los jóvenes refleja que entienden bien que sus profesores se esfuerzan por ofrecerles conocimientos académicos, pero a la vez una relación más profunda y más cercana. Muchos alumnos consideran a su profesor como un mentor.”

Debo mencionar que el director del colegio comienza cada día con esta sencilla oración: ‘Jesús, sé Tú el director de este colegio’. Y anima a los demás profesores a rezar del mismo modo.”

[Fotos de František Ingr - Asociacion Člověk a víra]