La devoción al Corazón de Jesús, una larga historia y muchos jesuitas.
[El 19 de junio de 2020 – Fiesta del Sagrado Corazón]
La devoción al Corazón de Jesús tiene una larga historia, desde el “corazón traspasado de Jesús” en el Evangelio de San Juan, interpretado en la mística medieval como herida que manifiesta la profundidad de su amor, pasando por las revelaciones a santa Margarita María de Alacoque en el siglo XVII y el culto posterior al Sagrado Corazón en el siglo XIX, con su inscripción en una dinámica apostólica con el Apostolado de la Oración, hasta la Divina Misericordia con santa Faustina Kowalska a principios del siglo XX. Incluso el Papa Pío XII llegó a escribir una Encíclica sobre el Sagrado Corazón, Haurietes aquas (1956). A lo largo de la historia ha habido diversas inculturaciones de esta devoción, con diversas formas y lenguajes, pero siempre para que el Padre nos revelara en toda su profundidad el misterio de su Amor a través de un símbolo privilegiado: el corazón vivo de su Hijo resucitado. Pues “el Corazón de Cristo, es el centro de la misericordia”, dice Francisco.
Celebramos este año el centenario de Margarita María de Alacoque, canonizada el 13 de mayo 1920 por el Papa Benedicto XV. Es con la ayuda del Padre Claude de la Colombière, un jesuita, que dará a conocer el mensaje que el Resucitado le reveló sobre la profundidad de su misericordia. En 1688, seis años después de la muerte del padre Claude, la Hermana Margarita tuvo una visión final en la que, a través de María, el Señor confiaba a las Hermanas de la Visitación y a los Padres de la Compañía de Jesús la tarea de transmitir a todos la experiencia y la comprensión del misterio del Sagrado Corazón. Doscientos años más tarde, la Compañía de Jesús aceptó oficialmente esta “misión agradable" (munus suavissimum), por el Decreto 46 de la 23ª Congregación General (1883), y la confió al Apostolado de la Oración.
Desde 1861, el P. Henri Ramière SJ, director del Apostolado de la Oración, había iniciado la publicación del “Mensajero del Corazón de Jesús” y animaba una red de más de 13 millones de miembros. Este Apostolado, iniciado por los jesuitas, hoy conocido como Red Mundial de Oración del Papa, inscribe su misión en la dinámica del Corazón de Jesús, en una perspectiva de disponibilidad apostólica. El P. Adolfo Nicolás SJ impulsó el proceso de recreación de este servicio eclesial en 2009, que condujo a una profundización de la tradición espiritual del Apostolado de la Oración y a una actualización de la devoción al Corazón de Jesús para hoy. La Red Mundial de Oración del Papa tiene una manera propia de entrar en la dinámica del Corazón de Jesús que llama “El Camino del Corazón”. Como dijo el Papa Francisco en ocasión del 175 aniversario del movimiento, es el fundamento de su misión, una misión de compasión por el mundo.
El discípulo a quien Jesús más amaba, el que mejor conocía el Corazón de
Jesús, recostado junto a él (Jn 13,23) fue también el primero en reconocer a
Jesús Resucitado a la orilla del lago de Galilea (Jn 21, 7). Cuanto más cerca
uno está del Corazón de Jesús, más percibe sus alegrías y sus sufrimientos por
los hombres, mujeres y niños de este mundo; y reconoce su presencia hoy como
ayer, obrando en el mundo. Cuanto más cercanos somos al Corazón de Cristo,
menos indiferentes somos a lo que nos rodea, deseando comprometernos con
Jesucristo en este mundo, al servicio de su misión de compasión. El P. Pedro
Arrupe veía la esencia de la devoción al Corazón de Cristo en la unidad del
amor a Dios y al prójimo, y es lo que deseaba vivir: “nuestro modo de proceder
es el modo de proceder tuyo.”