Por segunda vez este mes, el tema de las vocaciones - y en nuestro caso de las vocaciones a la Compañía de Jesús - ocupa el centro de la escena. Efectivamente, el 12 de abril, el P. Arturo Sosa, Superior General, publicó una importante carta sobre la “cultura de la promoción vocacional”. Toda una serie de instrumentos, comenzando por un sitio web dedicado a ello, han sido puestos a disposición de los promotores vocacionales, pero también de los jóvenes en búsqueda de un camino por el que seguir a Cristo. Y además, este domingo, 25 de abril, se celebra en toda la Iglesia católica la “Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones”.

En tal ocasión, el Papa Francisco ha hecho el vínculo entre el discernimiento de la vocación cristiana y San José. ¿Por qué? Porque desde el 8 de diciembre, fecha del 150 aniversario de la proclamación de San José como Patrón de la Iglesia Universal, estamos viviendo el “Año de San José”. Para Francisco, José es el paradigma mismo de alguien que, a lo largo de su vida, tuvo que discernir el camino por el que Dios le pedía avanzar. Esta experiencia de discernimiento le permitió promover su propia vida, la de María y la de Jesús.

El Papa escribe: “Corazones de padres, corazones de madres; corazones abiertos, capaces de grandes impulsos, generosos en la entrega (...) Esto es lo que el sacerdocio y la vida consagrada necesitan, especialmente hoy, en tiempos marcados por la fragilidad y los sufrimientos causados también por la pandemia, que ha suscitado incertidumbre y miedo sobre el futuro y el mismo sentido de la vida. San José viene a nuestro encuentro con su mansedumbre, como santo de la puerta de al lado; al mismo tiempo, su fuerte testimonio puede orientarnos en el camino.”

En su carta del 12 de abril sobre la promoción vocacional en la Compañía de Jesús, el P. Arturo Sosa subraya un aspecto importante para crear un espacio donde los jóvenes puedan plantearse un futuro vocacional. Escribe: “En la Escritura encontramos numerosos ejemplos de cómo la llamada del Señor es hecha de modo sorprendente, en momentos o lugares inesperados, invitando a quienes menos imaginamos. Por eso es tan importante la cultura de la promoción vocacional. Nos permite estar atentos y preparados para facilitar y ser parte de la invitación de Dios, dondequiera que aparezca.”

San José experimentó la “sorpresa” de la llamada del Señor en su vida, y más de una vez. Recurriendo a él, podemos preparar el terreno para identificar esas mismas sorpresas en la vida de los jóvenes con quienes nos codeamos, Son jóvenes que, en un mundo cada vez más secularizado y ruidoso, necesitan verse acompañados para escuchar la voz tranquilizadora y sutil del Señor que les abre un futuro de entrega.

Para rezar, para entrar en el espíritu del “Domingo de las Vocaciones”, tómate un momento y navega por el sitio web