El Padre General inaugura el centenario de la Provincia de Colombia
En diciembre de 2024, la Provincia de Colombia celebrará su centenario. Como preparación, y para hacer de este acontecimiento una oportunidad de camino espiritual, se ha propuesto un programa que ha comenzado el 24 de junio de 2023, fiesta de San Juan Bautista. Los jesuitas y todos los que están unidos a ellos en sus diversos apostolados podrán disfrutar de un año y medio de celebración, oración y encuentros.
Se eligió lanzar el año jubilar en la fecha
mencionada para aprovechar la visita a la Provincia del Padre Arturo Sosa,
Superior General de la Compañía de Jesús, a la Provincia. Vino para participar
en la Asamblea de la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe
(CPAL) y aprovechó la oportunidad de conocer parte de la Provincia de Colombia
y su historia centenaria, como lo destacó en la homilía que pronunció durante
la Eucaristía de lanzamiento del año jubilar. He aquí algunos extractos de dicha homilía.
La figura vigorosa y
austera del profeta Juan Bautista invitando a su pueblo a la conversión,
movimiento radical hacia el Dios de la Alianza, nos trae hoy el desafío de un
constante movimiento hacia el Señor y hacia la realidad, siguiendo la gran
referencia ignaciana de BUSCAR Y HALLAR A DIOS EN TODAS LAS COSAS. Esta
búsqueda la hacemos en el contexto de la gran patria que es América Latina y el
Caribe, cuando concluimos la asamblea plenaria de la CPAL, con todos los Provinciales
de la región, examinando en juicioso discernimiento la mejor manera de escrutar
la voluntad de Dios para nuestro continente, tan diverso y rico, pleno de
buenas gentes y de grandes valores culturales, pero también signado con el
pecado de la pobreza, de la inequidad, de la violencia. Lo uno y lo otro se
presentan a nuestra Compañía de Jesús como retos, siguiendo las Preferencias Apostólicas Universales,
acogiendo todas las bondades del continente y esmerándonos en una presencia
misional cada vez más generosa para atender a las expectativas de estos países
de la patria grande. Jesuitas y laicos unidos en la misión que el Señor nos
confía.

También es hoy el comienzo de la conmemoración del centenario de la creación de la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús. Durante el siguiente año y medio esta querida Provincia celebrará esta realidad, reconociendo en memoria agradecida a tantos jesuitas y laicos, que ya gozan de la plenitud del Señor, a tantos generosos benefactores, y a tantas familias que han propiciado con su coherencia cristiana la vocación de sus hijos, que han entrado a hacer parte del cuerpo de la Compañía en Colombia.
La misión se ha ejercido en un país tradicionalmente católico, vinculado
muy profundamente a la Iglesia, condición de acogida que también ha hecho
propicia la acción apostólica de la orden. Sin embargo, hubo tiempos en los que
han surgido una fuerte polarización político-ideológica que maltrató seriamente
el tejido social del país. Llegaron unos años de violencia partidista muy
grave, que dejará su marca para el futuro del país, con las sucesivas
manifestaciones de las guerrillas, paramilitares, narcotráfico. Ante este
panorama, la Compañía colombiana demostró siempre su vigor apostólico y su
capacidad de incidir en el tejido social y en la comunión eclesial. Esta penosa
realidad tiene nuevas e inquietantes manifestaciones para la Colombia
contemporánea, que, por supuesto, la Compañía de Jesús toma en cuenta para el
ejercicio de su misión de reconciliación, de paz y de justicia.

Esta Colombia buena y humana sigue esperando de los jesuitas y de los laicos ignacianos un compromiso de especialísima calidad evangélica y humana. Mirar estos 100 años de historia apostólica es, en primer lugar, motivo de gratitud al Señor y a tantos jesuitas y laicos que se han entregado generosamente a la misión, dando sus vidas hasta el último momento; un reconocimiento de esa actividad que ha estado presente con influjo evangélico en el campo de la pastoral directa, en la difusión de los Ejercicios de San Ignacio y en la promoción de la espiritualidad ignaciana, en la acción educativa desde el preescolar hasta la educación superior, en el apostolado social, mediante investigación cualificada en ciencias sociales y humanas y en la intervención directa en comunidades vulnerables, para la promoción de la dignidad humana; en los medios de comunicación y en las publicaciones, en la formación de los compañeros jesuitas.
Como el profeta Juan Bautista, somos hombres y mujeres de Dios y para
Dios, entregados por entero a todos los prójimos que se cruzan en nuestro
camino, atentas a cultivar en todos ellos el sentido de su dignidad en la clave
que nos ha sido revelada por el Padre en Nuestro Señor Jesucristo, con la
extraordinaria generosidad que inspiró a San Ignacio y a los primeros jesuitas
a fundar este instituto, vivo en el mundo y en esta bella patria colombiana.