Espiritualidad para gente ocupada: los Ejercicios

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Los Ejercicios en la vida diaria: levadura espiritual en el corazón del mundo

El Centre de spiritualité Manrèse de Quebec

El Centre de spiritualité Manrèse (CSM - Centro de espiritualidad Manresa) fue fundado en 1976 por Gilles Cusson, SJ, una figura destacada en la renovación de los Ejercicios Espirituales en el siglo XX, apoyado por un equipo de jesuitas deseosos de dar a conocer al mundo contemporáneo el tesoro de la espiritualidad ignaciana. Desde el principio, el Centro otorgó una importancia primordial a la profundidad intelectual en la interpretación de los Ejercicios, en continuo diálogo con la cultura contemporánea, así como al rigor en la formación para el acompañamiento espiritual. Poniendo en primer plano la práctica de los «Ejercicios en la vida diaria» (EVD), con un audaz planteamiento grupal, el CSM participó de forma original en una cierta democratización de los Ejercicios, haciendo accesible el camino ignaciano y el ministerio del acompañamiento espiritual al conjunto del pueblo de Dios, y muy especialmente a los laicos.

Compuesto hoy en día en su mayoría por laicos, el equipo de animación del Centro quiere ser una comunidad de discernimiento para la misión, dentro de una auténtica cooperación entre jesuitas e ignacianos. Alentado por la preferencia apostólica universal de la Compañía de Jesús que invita a «mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento», el CSM se siente profundamente llamado a recibir de una manera nueva la gracia de los EVD, para impulsar aún más, en el espíritu del magis, su puesta en práctica en nuestro mundo.

Los EVD son mucho más que una simple opción pedagógica: nos enseñan un camino espiritual providencialmente adaptado a unas sociedades cada vez más secularizadas. Los EVD integran radicalmente la espiritualidad cristiana en la dinámica de la «contemplación para alcanzar amor», que cierra los Ejercicios (EE [230ss]) y que nos invita a caminar hacia el amor metidos en la «masa» del mundo y más allá de las pertenencias religiosas. En los EVD, de forma más inmediata que en el «retiro cerrado», el mundo, con toda su cotidianidad - en sus dimensiones familiares, profesionales, sociales, económicas, políticas - se convierte en la materia misma de los Ejercicios Espirituales. La vida diaria nos provoca necesariamente a discernir el trabajo de Dios en todas las cosas y a colaborar activamente con él.

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Por esta razón, en el equipo del CSM nos sentimos llamados a «esforzarnos por acoger a nuestra sociedad secularizada como un signo de los tiempos» (Arturo Sosa, SJ), para difundir el don de los Ejercicios Espirituales y del discernimiento, sobre todo bajo la modalidad de los EVD. Y en grupo. Porque la singularidad del sujeto humano debe conciliarse con su inserción en el cuerpo social del Resucitado. Para decirlo con las palabras de la «contemplación para alcanzar amor», el «por mí» de toda la actuación de Dios, tan esencial, debe realizarse en la oración en acción del «Padre nuestro», que me sitúa de nuevo en el «nosotros» de una humanidad que hay que construir, en el espacio filial del cuerpo de Cristo.

Los EVD hechos en grupo pueden contribuir poderosamente a crear ese vínculo comunitario. Desde hace unos años, hemos instaurado una práctica de lectura en común de los textos bíblicos que alimentan el proceso. Una pequeña revolución que reconoce al pueblo de Dios la capacidad de interpretar las Escrituras para discernir en ellas al Verbo escondido en la carne del mundo. Este acto de interpretación se lleva a cabo siempre en diálogo: con la propia vida y con el grupo como microcosmos, en clave de conversación espiritual, cuya originalidad ignaciana está garantizada por la persona que acompaña. La escucha de la Palabra a través de la lectura bíblica, el ejercicio espiritual fundamental, puede entonces combinarse con «todo modo» (EE [1]) que ayude al fin que se pretende, incluyendo algunas vías que sintonizan especialmente con la espiritualidad contemporánea: el arte, el zen, las peregrinaciones, etc.

La Palabra no tiene dueño; solo puede ser compartida, y es elaborada por la comunidad y en la comunidad. Ella es el lugar privilegiado para el aprendizaje del discernimiento espiritual personal y comunitario, que debe irrigar no solamente la vida de la Iglesia sino también la acción social y política. Se trata de una tarea enorme que deberá llevarse a cabo a lo largo de los próximos años.

Como despliegue de una competencia transversal, el ministerio de los Ejercicios y del discernimiento por medio de los EVD permite al CSM abrazar las otras tres preferencias apostólicas: caminar junto a los excluidos acompañando, en la realidad de las decisiones diarias, a cualquier persona que desee convertirse en discípulo de Jesús, el Excluido; cuidar nuestra «casa común», apoyando la construcción del cuerpo del Resucitado; y acompañar a los jóvenes para discernir juntos cómo Dios ama con hechos a nuestro mundo secularizado y plural.

www.centremanrese.org

[Artículo de la publicación "Jesuitas - La Compañía de Jesús en el mundo - 2020"]

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Publicado por Communications Office - Editor in Curia Generalizia
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