En el extremo Oeste de Nepal, una escuela, en Deonia, en el distrito de Jhapa, ha ido dejando huella a lo largo de los años. Abierta por los jesuitas en 1999, esta escuela acoge a casi 1.000 alumnos, chicas y chicos, de 1º a 12º grado. Una buena parte de los alumnos procede de familias de bajos ingresos y por lo tanto se acceden a la educación, gracias a las becas. En el terrible terremoto que azotó a Nepal en 2015, un edificio fue destruido, pero gracias a los donativos recaudados por el Nepal Jesuit Social Institute, pudo ser reconstruido e inaugurado en 2018.

El Padre Arturo Sosa visitó la escuela St. Xavier - Deonia en febrero pasado. La acogida se efectuó al modo de la tradición cultural de la región, como es costumbre en los países asiáticos. Sin embargo, lo que llamó sobre todo la atención de los visitantes es el testimonio de la Sra. Rukmini Sharma Bhandari, una de las profesoras que lleva 20 años enseñando en esta escuela. A continuación, un extracto de sus palabras:

“En esta propicia ocasión, me siento feliz de poder estar ante ustedes y compartir unas palabras sobre mi experiencia de colaboración con los jesuitas. Empecé aquí en 2001 y en ese momento la escuela tenía instalaciones sólo para 200 alumnos. Yo era entonces una joven de solo 21 años.

Los padres jesuitas lucharon duro para hacer de esta escuela lo que es hoy. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para agradecer a la Compañía de Jesús en Nepal por haberme dado la posibilidad de servir a esta escuela como maestra. Ha sido y sigue siendo una experiencia maravillosa para mí. Desde que me uní a esta institución, he visto grandes cambios en los terrenos de la escuela, pero no solo eso, sino también a nivel personal y como docente. Aprendo algo nuevo cada día. Aprecio a los jesuitas por su enfoque holístico de la educación al prestar gran atención a alumnos y a enseñantes a través de diversos talleres, seminarios y actividades extracurriculares.

Los jesuitas me han enseñado muchas maneras de ayudar a niños de entornos familiares diferentes. Realmente admiro el valor de la educación jesuita, que siempre se centra en la "cura personalis" - la atención a la persona. De hecho, nuestro Provincial, el Padre Amrit, nos recuerda ese concepto a cada visita. Mi idea de la educación era simplemente transmitir conocimientos sacados de los libros y de la experiencia. Sin embargo, la educación jesuita me ha enseñado que es mucho más que eso. Cuando un maestro va más allá de la enseñanza, cuando cuida de un niño y trata de entender al estudiante tal como es, la enseñanza se convierte en una experiencia alegre. Un docente así, prepara a los alumnos a afrontar la vida.

En los últimos 20 años, la ciudad de Deonia se ha desarrollado mucho gracias a la presencia de St. Xavier: acceso a buenas carreteras, educación e instalaciones básicas, entre otras cosas. Los habitantes comprenden a los cristianos, pues los ven como personas que defienden los valores de la Justicia, la Paz y el Amor. A lo largo de los años, los alumnos han aprendido a amar dichos valores, destacan del resto de la juventud por las cualidades que aportan a la sociedad civil y los antiguos alumnos de nuestra escuela ya están prestando sus servicios a la sociedad.

Así que, una vez más, en nombre de la familia de St. Xavier - Deonia, me gustaría agradecer a los jesuitas por su presencia aquí y al Padre General por su visita. Padre Sosa, su visita da más sentido a la vida de la familia javeriana”.