10 años de Francisco: Inspiración vocacional
Rob Rizzo, SJ es un escolar de la Provincia EUM de la Compañía de Jesús, que actualmente estudia teología en Filipinas. Él es el sujeto de hoy para nuestra serie “10 años de Francisco”.
El Papa Francisco y yo compartimos una fecha especial. En la mañana del miércoles 13 de marzo de 2013, me reuní con el jesuita encargado de las vocaciones en mi zona y le pedí ingresar en la Compañía. Su papado ha acompañado mi formación desde entonces.
Aunque no he podido conocerle, me siento cerca de él; siento que me entendería - y mucha gente se siente así. Ese es uno de sus carismas que aprecio. Hace que la gente se sienta cerca de Dios, y que Dios está cerca de nosotros. Su papado está salpicado de anécdotas, como cuando llamó al quiosco de noticias de Buenos Aires para cancelar su suscripción cuando se convirtió en Papa; o cuando le dijo a aquel niño, Emanuele, que su padre - ateo - era amado por Dios; o quién podría olvidar aquella icónica imagen suya completamente solo, debido a la pandemia del Covid, dando la bendición Urbi et Orbi en marzo de 2020.
El Papa Francisco me inspira por su valentía para afrontar temas que pueden parecer controvertidos y que, a mí, antes me parecían tabúes para la Iglesia. Nuestras deficiencias con los casos de abusos por parte del clero; nuestra dificultad para comprender y acoger a las personas LGBTQ+. Para alguien de mi generación, no son temas que se puedan esconder bajo la alfombra, y fue alentador ver que el Papa empezaba a abordarlos.
Hace más que permitir que se muestre su humanidad. Casi la expone-, porque a través de su humanidad podemos ver al Espíritu moviéndose y actuando. Me recuerda aquella cita de San Ireneo: “La Gloria de Dios es el hombre plenamente vivo”.